sábado, 19 de diciembre de 2015

Absurdeces (que en realidad no lo son tanto) de la vida

Casi todos los sábados y domingos, (o bastantes de ellos), no sé si por la luz que me los recuerda o qué, me despierto pensando y/o trayendo a mi mente lo mismo, todavía, y pese a todo me reconforta y hasta cierto punto lo disfruto, si no del todo mucho más allá del que es lógico hasta para mí misma. Es bienvenido, le quito "lo malo", hasta en parte lo propicio y estaciono, y absurda y casi ilógicamente hace sentir bien y reconforta.

Ayer no cumplí el día a ayuno líquido, me atraqué y todo, a ver el finde.

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