martes, 7 de abril de 2020

"La amenaza de la tecnodictadura" aprovechando el coronavirus

(Traducido por un traductor automático y por mí, el original en catalán en el enlace. Me he permitido la licencia de subrayar y poner en negrita una parte, lo demás está como en el texto. Explica bastante bien una puntita del enorme iceberg que no vemos en todo esto que está pasando bajo mi punto de vista con el tema del coronavirus y que me irrita tanto ver cómo casi nadie ve.)



LA AMENAZA DE LA TECNODICTADURA

"A veces pienso que la humanidad aprende demasiado poco de la experiencia pasada. Lo digo por el alarmante aumento del uso de la tecnología, aprovechando el coronavirus, para invadir la privacidad de los ciudadanos y tratar de establecer un estado policial que no tenga nada que envidiar al 1984 del visionario George Orwell. 

Digo que no aprendemos porque es necesario recordar que el autoritarismo siempre ha tratado de aprovecharse de "momentos de choque", tal como muy bien los definió la periodista y activista canadiense Naomi Klein, para implantar medidas que en condiciones normales serían simplemente inaceptables. Medidas que luego permanecen para siempre o que, yendo muy bien, cuestan mucho deshacer.

Es por eso que estos días está creciendo razonablemente la inquietud a raíz de las noticias, hoy por hoy muy confusas en cuanto a los detalles - sobre el uso de aplicaciones para monitorear nuestros movimientos con la excusa de controlar la pandemia. Por esta razón, VilaWeb ha pedido a XNet que explique su propuesta, que intenta conciliar el interés general con el derecho a la intimidad y a la libertad personal, que no debe restringirse. 

El uso de datos privados a gran escala compilados desde nuestros teléfonos de una manera anónima, descentralizada y abierta, exigiendo que no estén solos en manos de gobiernos y grandes corporaciones, puede ser una herramienta particularmente útil en el momento de regresar a una normalidad específica después del confinamiento. Pero preocupa enormemente la tentación de los gobiernos y los monstruos globales de la tecnología de ir más allá y aprovechar el momento. Porque hay demasiados ejemplos peligrosos de este tipo de práctica, justificados por el coronavirus, que no podemos pasar por alto y que nos habrían de poner en guardia como sociedad. 

Amparándose en la pandemia, muchos gobiernos del mundo han optado por utilizar la tecnología de una manera claramente intrusiva y agresiva, aprovechándose de la comprensión que origina la situación de excepcionalidad. No es necesario ir a China, la primera gran tecnodictadura de la historia. Hong Kong, por ejemplo, obliga a todos los extranjeros que llegan a tomar una cuarentena y traer un dispositivo que los identifique en todo momento y en todas partes. En Tailandia cuando llegas al aeropuerto estás obligado a descargar una aplicación que vigila durante catorce días todos los movimientos que realices e informe al Gobierno. Singapur ha creado una aplicación que incluso sabe, por Bluetooth, si dos personas se acercan a dos metros y la registran. El uso de esta aplicación es obligatorio en establecimientos sanitarios o dependientes del gobierno, por lo que en cualquier momento un funcionario puede repasar donde ha estado y cómo se ha movido. Se sabe que en Irán ha implementado una aplicación que en teoría sirve para controlar la difusión del coronavirus, pero que en realidad es un arsenal de espionaje del pueblo. Y también que Israel ha abierto una herramienta secreta que utilizó la apuesta Shin para operaciones policiales definidas como antiterroristas y ahora controlará a toda la población, en una operación que el New York Times destaca que es 'sin precedentes'. 

Según el estudio Covid-19 Digital Rights Tracker, veinticinco Estados ya han aprovechado la pandemia para introducir nuevas tecnologías de control multitudinario, especialmente a través de teléfonos; siete estados han introducido herramientas avanzadas de reconocimiento físico, como cámaras que reconocen rostros; Once gobiernos han introducido medidas de censura de la información sobre la pandemia; e incluso en cuatro países el acceso a Internet se cerró parcialmente.
Y no hablamos de los países asiáticos o del Levante sólo. En la Unión Europea, Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Italia y Polonia ya están utilizando herramientas para trazar digitalmente los movimientos de los ciudadanos; y Bélgica y España han aplicado medidas de vigilancia física que incluyen el uso agresivo de cámaras en espacios públicos. Por ejemplo, los drones equipados con cámaras de la policía española ya han llevado a algunos medios internacionales a comparar España con China. 

Por lo tanto, la emergencia sanitaria ha creado un terreno fértil para el autoritarismo. La sazón está allí y muchos ciudadanos parecen dispuestos a aceptar lo que seapara luchar contra la pandemia. Y como resultado, se aceptan acríticamente estados de emergencia o aplicaciones parciales del 155. Como se acepta e incluso fomenta la presencia de los militares en las calles y quita importancia a las múltiples agresiones policiales que Kaos en la Red, entre más entidades, ha documentado hablando de pandemia policial. O, incluso esta figura inquietante del vigilante aparece, dispuesto a denunciar y enfrentar a cualquiera que haga algo que él cree que no es correcto. 

Todos estos son síntomas muy peligrosos, alarmantes, de un preocupante debilitamiento con respecto a la defensa colectiva de los derechos más básicos de la ciudadanía. Debilitamiento que aún puede tener consecuencias mucho más graves y a más largo plazo si nuestros gobiernos avanzan, sin frenos y sin control por parte de la sociedad, en el camino de la tecnodictadura."


Vicent Partal
Director de VilaWeb