domingo, 25 de junio de 2023

Tengo un gran problema en mi vida: soy vaga. O estoy cansada, o triste, que es lo mismo. Hasta mis brazos lo están, sea para hacer lo que sea, escribir como ahora, dibujar, o no andar arrastrándome. No me creo las cosas, casi nada, así que entre la sensación de irrealidad, la de cansancio absoluto y la de falta de tiempo ya, me cuesta bastante tirar.

Me gustaría hacerme horarios y cumplirlos, como una colegiala que se los cree y le sirven para aprender realmente algo a la larga, no como me siento yo cuando los hago, que en el mejor de los casos no pasa de hacerme sentir que estoy cumpliendo mis sesiones de rehabilitación, rehabilitación de mi pereza, tristeza o cansancio, sin aprender jamás nada de verdad y sin salir de esa casilla, como quien consuela o engaña a un enfermo sin un fin en realidad más allá que el de que se recupere de su adicción y dejarle simplemente a cero en lugar de a menos cero.

Necesito todo el tiempo del mundo y toda la energía del mundo, no me sirve menos, tengo tan poco tiempo ya que sólo así me serviría. Vivir en una isla, en una casa okupa para mí sola, comiendo tomates de mi huerto y dibujando todo el rato, es la única solución que se me ocurre y ni esa lo sería.