miércoles, 8 de enero de 2020

Lo mejor de ayer y de las cosas mejores de mi vida


Ayer por la noche me dijo "qué maravilla de cuerpazo, generoso, bondadoso, entregado, acogedor, familiar, cálido, protector". Diría que es literal, en las palabras seguro, en el orden casi seguro solo que espero no olvidarme de ninguna. Me lo dijo en la cama, antes de dormir, después de besarme y abrazada a mí. Me quedé muda, callada para no interrumpirle de ninguna de las maneras y sin palabras, me parecía a cada palabra que era imposible añadir algo más que fuera igual de bonito que lo que acababa de decir un segundo antes, pero a medida que iba hablando me iba sorprendiendo más y más. Me emocionó a la vez que sentía algo así como "no me lo puedo creer", me lo repetí mentalmente varias veces antes de hablar para no olvidarme, y cuando acabó sentí como una alegría y un alivio que venía de bien lejano de haberlo vivido, como si lo deseara (lo deseaba mejor dicho) de siempre se podría decir, para mis adentros y no con una forma exacta pero sí de manera muy consciente, que alguien sintiera algo así por mí, eso que si por ejemplo hubiera visto en una película o leído en un libro me hubiera emocionado justamente de ganas de que me pase, pues me acababa de pasar. Vi en el acto que algo así y de esa manera era de lo que más podía desear que me dijera alguien alguna vez (ella actualmente), y rápidamente, como con urgencia para que no se vaya, lo concreté en mi mente, lo fijé bien fijado en mi memoria y lo encerré en mí con la satisfacción, emoción y alivio de que ahora ya no me lo quita nadie, con esa sensación placentera e inconfesable o casi de "ya lo he vivido yo, ya me ha pasado..." Nada más bonito me podía haber dicho ni habérmelo dicho de una manera que me gustara más.

3 comentarios:

  1. Hoy, me he parado mirando el título de tu blog en profundidad. Me parece un título absolutamente genial. En cinco palabras dices mucho.

    Con respecto al post, creo que has hecho un buen archivo de un "tu momento".

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