jueves, 16 de junio de 2016

Manos de pianista

A las 20.00 tengo una reunión con la persona que organiza el evento ese en el cual quiere que le haga de azafata, va ella y otra que también lo organiza, estoy nerviosa por si la otra que no me conoce le dice que orcos no. Como no sé que hacer hasta entonces y quiero entretenerme para calmar los nervios voy a escribir un poco..
Lo mejor de mi día de hoy: Encontrarme en el metro y intercambiar palabras (aunque pocas, bastantes comparando con la normalidad) con la mujer interesante del trabajo. Una de las cosas que me ha dicho y animado (más porque estoy bastante bien) ha sido que está aprendiendo a tocar piano. Yo le he dicho que yo de pequeña (es naturalmente verdad) quería ser pianista, y me ha dicho sin mirármelas que podía perfectamente, que tenía manos de pianista. Me ha gustado por una parte por el hecho de decidir (en el fondo es decidirlo) decirme algo que es más bien bueno, por la descripción en si misma y por el hecho de que alguna vez haya reparado en algo mío hasta el punto de saber cómo es sin necesidad de mirarlo. Yo naturalmente tengo las suyas clarísimas (preciosas, siendo indiscreta apetece cogérselas y besárselas, del amor -en la dosis que sea pero amor-, que me despiertan) pero de mí hacia ella es normal, de ella a mí y no siendo la cara que por narices ha de vérmela si hablamos, no habría por qué, y en cambio en algún momento lo ha observado, no es que me crea que significa nada, no estoy loca ni soy tan quitagraciaalavida de tergiversar la realidad, pero para mí ya es algo que en no sé que momento haya reparado con la suficiente atención como para registrar y recordarlo. Tonterías así me ayudan a mejorar el ánimo.
Bueno me voy a arreglar..

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