sábado, 23 de julio de 2022

Cosas buenas de ser yo

Hoy (no es ni mucho menos la única vez) he soñado con mi primer gran amor, platónico. Me enamoré hasta el más allá de ella cuando tenía 14 años y 23 años después aún me afecta. 

En mi sueño era mi profe aun, nos daba clases y ponía deberes aún, y aún era ese terrorífico y repetido último día del curso en el que se venían meses sin verle y que lo único bueno que tenía era que lo aprovechaba como una desesperada con toda mi vergüenza para buscarle y desearle feliz verano. En el sueño también, le buscaba, veía que se metía en el despacho 3, esperaba que dejara de atender a gente, cuando se iban le perdía de vista, temía no encontrarla porque además al año siguiente ya no coincidíamos, y al final le encontraba y abrazaba con toda la conciencia de estar siendo presente lo que había estado deseando años, o meses si con suerte en las mismas fechas había podido hacerlo el año pasado, con todo mi amor secreto y todo mi respeto. En el sueño llevaba una blusa de muchos colores, le preguntaba donde iba a verla ahora y le decía que cuando quisiera o necesitara algo me dijera que yo tenía mucho tiempo disponible. 

No se por que explico el sueño, además de para que no se me olvide. Al despertarme y empezar el día siento cierto amor en el corazón, una llamita que me reconforta y emociona y que supongo que intento salvaguardar escribiéndolo. Mi querida Isabel. 

Ayer me hice dos propósitos que cambiarían mucho mi vida si los consiguiera cumplir: no perder el tiempo y ser organizada. 



Editado unas horas más tarde: organizándome y sin perder el tiempo:



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