martes, 24 de junio de 2025

San Juan

 La noche de ayer en Barcelona se celebra mucho por que es San Juan, con petardos, fuegos artificiales, hogueras etc. Hace más de quince años que no vivo ahí y viva donde viva no me hago la idea nunca de que no se va a celebrar donde sea que esté. Esas cosas infantiles arraigadas de por vida. Para mí de pequeña era una cosa preciosa, esperábamos (yo y mis hermanas) el día con toda la ilusión. Ayer me recordó mi hermana y sólo he podido ponerme a llorar hoy al volver a pensarlo, que no sólo no salimos nunca a celebrarlo en la calle como la demás gente, sino que la alegría con la que nos conformábamos y con la que aún así lo vivíamos con muchísimo entusiasmo -que era verlo por la ventana-, también, el maltratador satánico de mi padre nos la arrebató: nos pasó a prohibir mirar por la ventana, con la excusa de que pudiera entrar un petardo por la ventana; sólo podíamos mirar a través del cristal y a cierta distancia de él, o sea sin ver nada. Y así pasamos a verlos, sin ya casi ilusión obviamente. Que infinita rabia e impotencia me ha dado recordarlo, qué pena, que sensación más pésima, su maldito afán de controlar las emociones de los demás, su envidia por la alegría y posibilidad de vivir de los demás, su afán como forma de control y narcisismo por ser él el único centro de atención y el único causante de lo que se pudiera sentir o no en esa basura de casa, como cuando a día de hoy, le dice a mi madre cómo tiene que sentir y vivir las enfermedades de su propia madre, no vaya a ser sienta algo intenso de lo cual él no sea el desencadenante ni el protagonista y que además pueda perturbar en un 0,1% su paz/control que para él es lo mismo. No hay palabras para mi rabia. Su falta de vida queriendo usurpar por pura envidia la de los demás y consiguiendo destrozarlas todas, sin dejarse una, de las que están a su alrededor.

Jaume Sisa tiene un disco dedicado a la noche de San Juan, que oíamos de pequeñas y que me cuesta hasta oírlo, y me he acordado a raíz de ello que, de él también, había una canción que de pequeña me gustaba mucho, qué mona y romántica era.


La he oído y me he puesto a llorar ¿Qué fue de mí? Tengo la sensación de que me cortaron de cuajo, de que nos cortaron a todas la vida de cuajo.

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