La noche de ayer en Barcelona se celebra mucho por que es San Juan, con petardos, fuegos artificiales, hogueras etc. Hace más de quince años que no vivo ahí y viva donde viva no me hago la idea nunca de que no se va a celebrar donde sea que esté. Esas cosas infantiles arraigadas de por vida. Para mí de pequeña era una cosa preciosa, esperábamos (yo y mis hermanas) el día con toda la ilusión. Ayer me recordó mi hermana y sólo he podido ponerme a llorar hoy al volver a pensarlo, que no sólo no salimos nunca a celebrarlo en la calle como la demás gente, sino que la alegría con la que nos conformábamos y con la que aún así lo vivíamos con muchísimo entusiasmo -que era verlo por la ventana-, también, el maltratador satánico de mi padre nos la arrebató: nos pasó a prohibir mirar por la ventana, con la excusa de que pudiera entrar un petardo por la ventana; sólo podíamos mirar a través del cristal y a cierta distancia de él, o sea sin ver nada. Y así pasamos a verlos, sin ya casi ilusión obviamente. Que infinita rabia e impotencia me ha dado recordarlo, qué pena, que sensación más pésima, su maldito afán de controlar las emociones de los demás, su envidia por la alegría y posibilidad de vivir de los demás, su afán como forma de control y narcisismo por ser él el único centro de atención y el único causante de lo que se pudiera sentir o no en esa basura de casa, como cuando a día de hoy, le dice a mi madre cómo tiene que sentir y vivir las enfermedades de su propia madre, no vaya a ser sienta algo intenso de lo cual él no sea el desencadenante ni el protagonista y que además pueda perturbar en un 0,1% su paz/control que para él es lo mismo. No hay palabras para mi rabia. Su falta de vida queriendo usurpar por pura envidia la de los demás y consiguiendo destrozarlas todas, sin dejarse una, de las que están a su alrededor.
Jaume Sisa tiene un disco dedicado a la noche de San Juan, que oíamos de pequeñas y que me cuesta hasta oírlo, y me he acordado a raíz de ello que, de él también, había una canción que de pequeña me gustaba mucho, qué mona y romántica era.
La he oído y me he puesto a llorar ¿Qué fue de mí? Tengo la sensación de que me cortaron de cuajo, de que nos cortaron a todas la vida de cuajo.
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