sábado, 29 de octubre de 2022

Siento una pena bastante grande, había puesto que muy grande pero quizás sea demasiado, o quizás sólo la sienta un poco en estos momentos aunque en el fondo sea muy grande. 

He estado unas horas de cañeo, todo el rato entre la alegría (relativa, aunque real) y la pena (de fondo y de siempre). Todo este rato me decía que no quiero salir de mi estado de embriaguez, que como dicen Los Secretos "quiero beber hasta perder el control". El maldito control, eso que me condiciona ¿y modifica? ¿tanto o más? que el alcohol. 

Me preguntaba todo el rato quien soy más yo, si la que esta misma mañana ansiaba sólo estar sola, aislada del mundo, con cuanto menos gente en su vida mejor, incluida por supuesto la poca "familia" con la que tengo contacto, o si la que con no más de 4 cervezas ansiaba y ansía sentirse viva entre la gente, conocida o desconocida, casi sin filtro de ningún tipo más que el que de verdad la/le/el otrx sienta las mismas ganas (insustanciales o no) de estar en ese momento conmigo. ¿Cómo pueden ser tan contradictorias y tan reales -o sentirlas tan así- dos cosas tan diferentes? ¿quién soy más yo? ¿quién o qué es más verdad en mí? ¿qué me transforma -o recupera- más, el alcohol que me desinhibe o el maldito miedo/inseguridad/pudor/ que habitualmente me condiciona tanto también voluntad? A veces pienso que ojalá pudiera vivir en estado constante de embriaguez, no sé realmente dónde hay más verdad de mí, qué me cambia más, cómo puedo sentir tan reales dos cosas tan distintas, tan opuestas; cómo puedo ansiar ambas con tanta intensidad (y verdad). Son por desgracia no sólo opuestas sino incompatibles. Quiero vivir, quiero ser yo, quiero no perder el tiempo, quiero no ser cobarde, quiero ser libre, eso es todo, libre de todxs y libre de mí.

domingo, 16 de octubre de 2022

Esta noche y la de ayer he tenido pesadillas. No me acuerdo muy bien, pero algo así como que yo estaba de espaldas y me tiraban piedras, y me quería ir pero tenía que pasar por una especie de mar demasiado profundo en el que veía que me iba a ahogar (sueño bastante recurrente y manido). Me desperté sobresaltada y no podía parar de pensar en mi madre, en si no está bien, en si está sufriendo, en su edad, en qué está pensando de mí, y en muchas más cosas que no puedo ni escribir. Así que mi noche fue de mal en peor. Busqué algo con lo que evadirme, algún puerto seguro en el que colocar mi mente como a una cosa en una caja, donde haya suficiente fuerza del tipo que sea para que ni me haga falta pensar ni, si me asaltaran los pensamientos, pudieran tener suficiente fuerza para sacarme de ahí, y por desgracia no lo encontré. Intenté pensar en ella, en sus brazos, en gente que me provoca algún punto (o muchos) de entusiasmo, en sexo.. y con nada lo conseguí. Al final, al cabo de un buen rato, me dormí no sé cómo. 

Ahora de día, no sé tampoco a dónde acogerme, quiero dibujar, quiero leer, quiero escribir, quiero comer, quiero no comer, quiero romper mi caparazón que me limita, quiero ser ese ejemplo de que puedes dejar tus lastres en un chasquido de dedos, quiero ser todo lo que querría haber sido y me arrepentiría o arrepentiré de no haber sido cuando me vaya a morir. Esas son mis ansias de domingo.

jueves, 13 de octubre de 2022

Bajón

Tengo un bajón del copón. No sé exactamente por qué. En la escuela esa de autónomos a la que me he apuntado nos han hecho hacer una encuesta como mini test de mercado, yo he dicho que no quería hacerla porque considero que estoy en una fase muy previa a eso, no tengo ni un producto definido que pondría así a la venta, no tengo nada aun enfocado a el mundo comercial, pero han insistidito y lo he hecho, con la esperanza de algo útil sacar de ahí. Y no sé por qué ha sido hacerla y entrarme un bajón monumental. Me ha quitado la energía para hacer nada más en el día, me he puesto a dormir expresamente para no pensar y me he tirado casi tres horas, y lo malo es que no sé por qué me deja esta sensación tan desagradable. Las pocas (lo cual ya sabía porque tengo pocos contactos) respuestas que he recibido son buenas, así que no es por eso, no sé por qué es, odio vender, y no sé si es por la sensación de "estar vendiendo algo" (algo que tendré que hacer y que no juzgo mal necesariamente -partiendo de la base de que por desgracia es casi imposible en este mundo no hacerlo-) pero esa sensación no me gusta nada, no me dan ganas (al menos hoy, espero con todas mis fuerzas que solo sea hoy) de dibujar ni siquiera. Intento seguir ese consejo que recientemente me ha parecido tan útil de "elige la distancia con que te lo tomas" y no puedo, siento este estar por los suelos anímicamente y no se ni relativizarlo ni saber por qué lo tengo. ¿Tendrá que ver con otras cosas que igual me afectan? ¿será que he dormido poco? ¿será hormonal yo que no creo en eso? ¿cada vez que haya de vender algo me sentiré así multiplicado por mil porque hoy de hecho ni lo he hecho? Solo he hecho 4 preguntas al final de las cuales sólo me apetecía pedir perdón por hacerlas. Qué vida ostias...qué agotador.